UN 18 DE NOVIEMBRE DE 1876 FUE NOMBRADO GUARDIAMARINA ERNESTO
RIQUELME

(ORBE).-

Uno de los hombres que luchó en el Combate Naval de Iquique,
Ernesto Riquelme Venegas, fue nombrado Guardiamarina el 18 de
noviembre de 1876, quien más tarde personificó en la Historia
Naval de Chile al héroe soñado de la juventud chilena:
sentimental, músico, bombero, altruista, estudiante de
Derecho y poeta.

Cabe señalar que, Riquelme había ingresado a la Escuela Naval
dos años antes, en abril de 1874, a los 22 años de edad,
luego de haber estudiado Derecho en la universidad, donde fue
compañero de Arturo Prat Chacón, quien influyó en su decisión
de ingresar a la Armada.

A su vez, al ingresar a la Escuela Naval debió renunciar al
voluntariado en la Bomba Sur, que más tarde pasó a llamarse
la Segunda Compañía de Santiago. En ella prestó servicios
desde noviembre de 1871 hasta abril de 1874.

El día del nombramiento de Riquelme como guardiamarina,
inició su primer viaje de instrucción a Europa. Allí
permaneció algún tiempo en Londres, donde hizo un curso de
torpedos, entre otros estudios navales que desarrolló. Los
conocimientos del idioma inglés que poseía los perfeccionó
hasta lograr hablarlo con soltura. Asimismo adquirió
conocimientos musicales.

De vuelta en el país en 1878, se retiró del servicio y se
estableció en Santiago. Pero al año siguiente, al estallar la
Guerra del Pacífico, Riquelme, se reincorporó de inmediato a
la Armada y fue destinado a la corbeta «Esmeralda», donde
volvió a encontrarse con su antiguo amigo, el Capitán Prat.

Ambos designados en el bloqueo de Iquique, debieron
enfrentarse al Huascar en el Combate Naval del 21 de mayo de
1879. Entonces el Guardiamarina Riquelme a cargo de la
artillería de popa, en los momentos en que la «Esmeralda» se
hundía, preparó un cañón y dio fuego en un postrer esfuerzo
por dañar al monitor, que tantos estragos había causado a la
corbeta.

Después de esto, ya no pudo sostenerse y rodó por la
cubierta, donde el mar pronto lo tragó. Si bien el cañonazo
fue estéril frente al combate, demostró el alto nivel de
patriotismo y el temple de héroe de este joven oficial. De
esta manera, selló con la última descarga de su cañón, la
decisión del Capitán Prat, su amigo, su jefe, de no arriar
jamás la bandera nacional ante el enemigo, aún cuando se
combatiera en inferioridad de condiciones.

Más tarde, y una vez que se conocieron los hechos en la
Compañía de Bomberos de Santiago, específicamente en la Bomba
Sur, sus miembros dolidos por la muerte de un camarada, pero
orgullosos de su actuación, tomaron los siguientes
acuerdos:

Sustituyeron la designación de Bomba «Sur» por la de Bomba
«Esmeralda». Además decidieron colocar en el Salón de
Sesiones el retrato de Ernesto Riquelme y lo nombraron
miembro honorario de la Compañía, colocándolo en el primer
lugar de la lista. Y ese mismo día 29 de mayo de 1879,
acordaron enviarle una nota de pésame e informarle por
escrito las decisiones tomadas a la madre de Riquelme.

La señora Bruna Venegas contestó ocho días más tarde, lo que
se transcribe más adelante:

«Santiago, Junio 6 de 1879

Señor:

Al contestar la nota que Ud. y los Señores Ovalle,
Subercaseaux y Rodríguez han puesto en mis manos, siento no
tener palabras a la altura de mi dolor y de mi gratitud para
expresar a la 2ª Compañía de Bomberos mi profundo
reconocimiento y el de todos los míos.

¿Cómo agradecer lo que Uds. Han hecho por la memoria de mi
hijo, cuyo retrato figurará en su salón de Sesiones, cuyo
nombre se leerá siempre con la lista?.

Señor: yo no sé; pero dígales Ud. que ninguna de las
manifestaciones que he tenido la honra de recibir ha sido más
grata a mi corazón que las de sus antiguos compañeros, a cuyo
lado aprendió mi hijo las primeras máximas del honor y del
saber, porque las compañías de Bomberos son escuela de
abnegación y de hidalguía.

Es en ellas, sacrificándose constantemente por el prójimo,
donde se aprende a morir por la patria.

Agrégueles Ud. que jamás he olvidado que la primera
distinción que alcanzó mi hijo en su corta vida fue ser
bombero de la 2ª como es la última el quedar para siempre
compañero de Ud. en la lista y en sus recuerdos.

He llorado como madre lo que mi corazón de chilena me dice,
aunque casi en vano, que aplauda; pero si hay algo que me
pueda consolar en estos momentos es la noble manifestación de
Ud.

Una vez más dígales por mi que si en adelante lloro será de
gratitud hacia ellos.

Reciba señor, la expresión de mi sincero agradecimiento y con
él de todas las madres que han dado sus hijos a la patria.

Bruna Venegas de Riquelme

Al Señor Director de la 2ª Compañía de Bomberos».

Por radioara