En la ciudad de Santiago se inauguró el Primer Congreso
Nacional de Mujeres el 29 de octubre de 1944, dando origen a
la Federación Chilena de Instituciones Femeninas (Fechif),
organización de la cual su primera presidenta fue Amanda
Labarca, quien dedicó gran parte de su vida a la pedagogía y
a la política, en este caso, como militante del Partido
Radical.
La acción de esta federación dio un impulso decidido a la
obtención de los derechos civiles y políticos de la mujer, de
hecho, el gran anhelo de su fundadora, Lamarca, se concretó
con la ley de sufragio femenino en 1949, durante el gobierno
de Gabriel González Videla.
Cabe consignar que, Labarca, muy lejana a la vida de la
simple mujer de comienzos de siglo XX, estudió en el
Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, en la
Universidad de Columbia, en Estados Unidos, y en la Sorbona
en Francia. Con esta preparación, en 1922, a los 36 años de
edad, se convirtió en la primera mujer académica de la
Universidad de Chile, siendo nombrada profesora
extraordinaria de la Facultad de Filosofía y Humanidades.
La trascendencia de este hecho fue celebrada en un homenaje
realizado por académicos, mujeres y estudiantes. Al evento
asistieron entre otros: el Presidente de la República Arturo
Alessandri Palma, y Pedro Aguirre Cerda, presidente de la
Sociedad Nacional de Profesores, en esa época.
Sin embargo, entre 1927 y 1931 Amanda Labarca sufrió los
rigores del gobierno de Carlos Ibáñez del Campo y su esposo
fue enviado al exilio, período en que debió cesar en su
desempeño público. Al cabo de este tiempo fue nombrada
Directora General de Educación Secundaria. Su labor en la
Universidad de Chile se extendió hasta diciembre de 1955,
cuando jubiló por segunda vez, a la edad de 69 años.
Posteriormente, en 1963, y como reconocimiento a la labor
efectuada, fue distinguida con la calidad de profesora
emérita de la Facultad de Filosofía y Educación de la
Universidad de Chile, a los 77 años de edad.
Adicionalmente a su vocación de educadora, le interesó
reivindicar los derechos de la mujer, razón por la cual, fue
miembro activo de los incipientes movimientos feministas
chilenos. De esta manera, en 1931 fue nombrada vicepresidenta
de la recién fundada Asociación de Mujeres Universitarias,
organización al servicio de la toma de conciencia del rol de
las mujeres entre aquellas menos preparadas.
Dos años más tarde en 1933, fue una de las fundadoras del
Comité Nacional pro Derechos de la Mujer. Posteriormente, en
1946 fue nombrada embajadora de Chile ante las Naciones
Unidas, ONU, durante el gobierno de Gabriel González
Videla.
En 1961 fundó la Liga Cívica Femenina, institución con fines
sociales. Por último, en 1967, formó la Confederación de
Organizaciones Femeninas (Cofech), organismo del cual fue
presidenta hasta 1970, cuando tenía 84 años.
Pero Labarca también dejó fluir su pluma, dedicándose como
escritora preferentemente a los temas relacionados con la
educación secundaria y la educación de la mujer. Entre sus
principales escritos se destacan: “Impresiones de Juventud”
en 1909; “La Educación Secundaria en los Estados Unidos” en
1919; “Nuevas Orientaciones de la Enseñanza” en 1927 y “La
Evolución de la Segunda Enseñanza” en 1938.
Más adelante sus intereses se expresaron en títulos como:
“Mejoramiento de la Vida Campesina” en 1936 y “Bases Para una
Política Educacional” en1944.
La mujer que al nacer el 5 de diciembre de 1886 fue bautizada
como Amanda Pinto Sepúlveda, pasó a firmarse como Amanda
Labarca al contraer matrimonio con Guillermo Labarca
Hubertson, falleciendo el 2 de enero de 1975, a la edad de 88
años.
Está considerada como una de las mujeres más sobresalientes
del siglo XX. Mujer de ideales progresistas, democráticos y
laicos, por ende, de tendencias radicales, aspiró y ayudó al
progreso de una educación para todos, así como por una
sociedad igualitaria.
FIN/EMA/RCM